Síntomas y diagnóstico de la rosácea cremas y tratamientos 2022
Ultima actualización: (junio, 2022).
Síntomas y diagnóstico de la rosácea
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La rosácea se caracteriza por el enrojecimiento y el rubor ocasional o permanente de la cara. La rosácea es común y otras lesiones son posibles. El diagnóstico lo realiza el médico tratante o un dermatólogo y zenza puede tambien ayudar.
SÍNTOMAS DE LA ROSÁCEA
La rosácea afecta a la parte central de la cara. Evoluciona con el tiempo. Cada fase de la enfermedad tiene sus propios síntomas específicos, que pueden acumularse durante ciertos períodos. Sin embargo, muchos pacientes sólo desarrollan la forma vascular inicial.
La forma vascular habitual de la rosácea: enrojecimiento facial, rubor con o sin cuperosis
Enrojecimiento y rubor facial
La forma vascular o fase inicial de la rosácea se manifiesta como un enrojecimiento persistente (eritema) en el centro de la cara (mejillas, nariz, mitad de la frente, barbilla), excepto alrededor de los ojos y la boca.
También se producen ocasionalmente sofocos y enrojecimientos, en particular en condiciones climáticas (cambio de temperatura) y después de ingerir ciertos alimentos (comidas o bebidas calientes, alcohol, comida picante).
La cara y a veces el cuello se ponen muy rojos, con una desagradable sensación de calor. Sin embargo, estos síntomas tienden a desaparecer con la edad.
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La cuperosis de la cara y otros síntomas
Pueden asociarse otros signos:
La cuperosis, que consiste en telangiectasias (dilatación visible y permanente de los pequeños vasos de la piel) muy rojas, incluso violáceas, justo debajo de la superficie de la piel. Se localizan en las mejillas, la nariz, la barbilla y la mitad de la frente. No se producen alrededor de la boca y los ojos;
Eritema (enrojecimiento de la piel) en el centro de la cara;
Sensación de ardor y escozor en la piel del rostro;
un aspecto áspero de la piel con descamación.
La rosácea puede evolucionar hacia una forma papulopustular
A veces la rosácea se convierte en una forma papulopustular. A los síntomas vasculares se añaden pápulas y pústulas rojas.
Se sitúan en el centro de la cara, alrededor de la boca, los ojos y la nariz. Estas lesiones cutáneas transitorias aparecen en brotes, sin ningún factor desencadenante concreto. No son pruriginosas (no dan ganas de rascarse).
Los síntomas suelen mejorar espontáneamente, y más rápidamente con el tratamiento.
La rosácea rara vez evoluciona hacia una forma hipertrófica
La forma hipertrófica de la rosácea es la más reciente y rara (menos del 5% de los pacientes, con un predominio masculino muy elevado). Se manifiesta como un engrosamiento de la piel y los tejidos de la cara e incluso de las orejas, con la aparición de nódulos irregulares y telangiectasias.
La punta de la nariz suele ser la zona más afectada: adquiere un aspecto rojo e hinchado, con dilatación de los poros de la piel que segregan gran cantidad de seborrea (rinofima).
Esta forma, más que las otras, tiene importantes repercusiones psicológicas por razones estéticas.
EL DIAGNÓSTICO DE LA ROSÁCEA
El diagnóstico de la rosácea lo realiza el médico de cabecera o un dermatólogo. El médico examina la cara de la persona y le pregunta por los síntomas.
La presencia de un enrojecimiento persistente y simétrico de la parte central de la cara durante más de 3 meses, acompañado de otros síntomas (rosácea, enrojecimiento facial, pápulas, etc.), conduce al diagnóstico de rosácea.
En raras ocasiones, si es difícil identificar la enfermedad, el médico puede solicitar una biopsia de piel y de las antiarrugas. El fragmento de piel tomado se analiza al microscopio para aclarar el diagnóstico.
El médico busca la afectación de los ojos, que se observa en algunos casos de rosácea, y remite al paciente a un oftalmólogo. Estas formas oculares de la rosácea pueden aparecer antes o al mismo tiempo que las lesiones cutáneas.
Producen conjuntivitis, o blefaritis (inflamación de los párpados) o queratitis (inflamación de la córnea), con los siguientes síntomas
ojos llorosos e inyectados en sangre
hinchazón y enrojecimiento de los párpados, con pequeños vasos visibles en los bordes
cuerpo extraño, picor, ardor y sensación de escozor en el ojo;
ojos secos;
Sensibilidad anormal a la luz o visión borrosa.